Almas Pasajeras

(Passengers, EUA, 2008)

Estrellas: **

Director: Rodrigo García (Things You Can Tell Just by Looking at Her, Nine Lives)

Actores: Anne Hathaway, Patrick Wilson

Sinopsis:
Claire es una psicóloga que es designada para atender los traumas de un grupo de pasajeros que estuvieron en un accidente aéreo, el problema surge cuando se da cuenta de que existió un complot.

Crítica:

Anne Hathaway interpreta aquí a una psicóloga. De entrada he de confesar que no le creo, tal vez por la edad o por el físico, pero si mi psicóloga luciera tan inexperta como Hathaway quizá optaría por cambiar de consultorio.

Pero en fin, Claire atiende a un grupo de pasajeros que no sólo parecen estar sufriendo las consecuencias normales de un estrés postraumático (provocado por el accidente), sino que también comienzan a sentir paranoia de que altos mandos de la aerolínea los están siguiendo para evitar que hablen, para prevenir que cuenten la verdad sobre lo ocurrido.

En medio de todo este supuesto “complot” Claire se involucra con uno de sus pacientes: Eric, que al parecer está afectado, pero siempre guarda perfecta compostura.

Ni siquiera Rodrigo García, nada menos que el hijo de Gabriel García Márquez, logra sacar a flote a este avión condenado a la tragedia. El director principalmente ha realizado capítulos de series de HBO como Six Feet Under, Carnivale e In Treatment. También logró enorme profundidad y actuaciones memorables en Nine Lives. Es extraño que aquí no haya conseguido el mismo efecto. Pero analizándolo deberíamos culpar sobre todo al guión.

Así se desarrolla la cinta, entre embrollos, interrogatorios y persecuciones. Finalmente, y cuando creemos que esto no está tan mal, nos salen con una jaladota. Un twist en la trama. Un final tan inesperado que verdaderamente carece de sentido. (Obviamente no lo revelaré, pero aún cuando te enteres podrás detectar que ciertas cosas no concuerdan y que quedan cabos sueltos).

Para el momento en que sabemos qué fue lo que pasó en realidad no nos queda más que querer ir a terapia para entender lo que acabamos de ver.

Veredicto:
De verdad que la trama de la película no sonaba tan mal, que los actores eran conocidos, que el género sonaba interesante… Pero hacia el final, la película da un giro tan grande que se pierde todo interés que se haya podido haber tenido.